La leyenda de Sant Jordi

Se han escrito varias versiones sobre la leyenda más conocida por todos en Cataluña, la Leyenda de Sant Jordi, un día de rosas y amor. ¿Pero acaso hay una leyenda que encierre el origen de esta Diada? Sabemos que todas ellas presentan los elementos básicos: un valeroso caballero dispuesto a arriesgar su vida por una damisela en peligro, en nuestro caso nada más y nada menos que una princesa y un dragón con ansias de engullir todo aquello que encontraba a la vista. Pero la conclusión más hermosa con la que nos quedamos de esta gran leyenda, es el resurgir de una preciosa rosa roja nacida de la sangre del dragón. Este final es un sello inmejorable que marcará nuestra tradición hasta el día de hoy.

Pero como te decíamos, existen varias historias narradas y transmitidas de generación en generación, ¿qué te parece si echamos un vistazo a algunas de ellas?

Historia de Sant Jordi

A pesar de que la leyenda de Sant Jordi y el dragón es algo que ha marcado nuestra cultura, los relatos históricos cuentan lo siguiente. Nuestro mártir Sant Jordi, actual patrón de Cataluña, era un militar romano oriundo de Turquía, para ser más exactos de la bella Capadocia, con sus enormes e irregulares montículos de piedras que simulan montañas. Este Sant Jordi, nacido en la Capadocia lo pasó verdaderamente mal porque tuvo una trágica muerte. ¿Te preguntas que le ocurrió? Como sucede en la vida misma, Sant Jordi no acató órdenes de su emperador, lo que nosotros llamaríamos monarca. El decreto que dispuso el emperador fue dar caza a todos los cristianos, el valiente Sant Jordi se negó y la consecuencia fue ser decapitado. Evidentemente este acto no pasó desapercibido por la población y el militar una vez muerto fue considerado mártir en todo el Imperio Romano. Este episodio se contó a tanta gente que se expandió su leyenda por varios países de la vieja Europa.

Un dato curioso que quizás te haya pasado desapercibido es que en países como Inglaterra, Grecia o Portugal el relato de Sant Jordi ha pasado a formar parte de su tradición. Aun así, es indudable que nadie lo celebra de la misma manera en la que lo hacemos nosotros. Por ejemplo, el Inglaterra celebran el famoso San Valentín, mientras que nosotros disfrutamos de un día único y especial.

Leyenda popular de Sant Jordi

Con todo lo expuesto no es de extrañar que este relato haya calado tanto en nosotros que celebramos ese día como un día mágico, lleno de color, amor, fragancia, rosas, etc. Nuestra leyenda popular nace en Montblanc y está llena de acción, heroísmo, humildad y mucho amor. Pero un dato curioso es que los protagonistas: caballero, dragón y princesa, no aparecen en el relato de la historia hasta el siglo XIII. Por lo tanto, ha habido una evolución de la fábula.

La leyenda popular de Sant Jordi que finalmente llega a nuestros días es una leyenda catalana que se recogió en un documento de la mano de Joan Amades en su libro titulado “Costumari català” que constan, nada más y nada menos, que de cinco volúmenes. A Joan Amades le debemos que tengamos una historia de Sant Jordi única, ¿te apetece que la recordemos?

Pues bien, nuestra leyenda de Sant Jordi nace en Montblanc. En ese poblado habitaba un dragón que acechaba a sus habitantes día tras día para saciar su hambre. Los habitantes no soportaban esta situación; como solemos decir “vivían en un sin vivir”. Así que por tal de salvar sus vidas, los pueblerinos decidieron ofrecer al dragón sus animales. Pero como todo en esta vida tiene fecha de caducidad, los animales se acabaron y el dragón deseaba más “alimentos” y los moradores tomaron una decisión. ¿Recuerdas qué decisión tomaron? Decidieron dejar al azar la duración de sus vidas. Llevaron a cabo un sorteo –como nosotros con los futuros concursos de Facebook– y la “suerte” eligió a la princesa del reino. Ésta aceptó su suerte sin más. Cuando la princesa se encontraba sola ante el peligro, a punto de ser devorada por el inmenso dragón, llegó un caballero montado en su elegante caballo, nuestro Sant Jordi, que hundió su espada en la bestia dándole muerte y salvando a la princesa. La sangre del dragón golpeó la tierra y de esta surgió un rosal de rosas. Sant Jordi decidió escoger la más bella, la más roja y la más fragante, una rosa que igualara la hermosura de la dama y le dio la rosa más hermosa del rosal. Así es como el acto de regalar una delicada rosa a nuestra amada ha llegado a nuestros días y por eso regalamos rosas para Sant Jordi, para mantener una tradición y para demostrar nuestro amor.

Por último, recuerdo que para Sant Jordi mejor que decírselo con palabras, ¡es decírselo con rosas!

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